El calor aprieta. Sin embargo, a la hora de preparar la mesa de Fin de Año nos empecinamos en seguir las tradiciones del hemisferio norte: comidas pesadas y calientes, con exceso de grasas, calorías, sodio y azúcares. Ya es tiempo de que empecemos a respetar los consejos de los profesionales para no poner en riesgo nuestra salud.
Diciembre y la primera semana de enero son días de mucha actividad, estrés y excesos. Hay que cerrar el año en el trabajo, planificar las vacaciones, elegir regalos, cumplir con un gran número de reuniones con amigos. El gran problema de estos compromisos es la comida y la ingesta de alcohol.
“Vivir de festejos corridos hace que se vea alterada nuestra alimentación debido a los excesos de comida y de bebida. La clave para no aumentar de peso ni sufrir intoxicaciones está en el equilibrio y la compensación. Para aquellos que padecen alguna enfermedad del corazón, este consejo cobra relevancia”, señaló la licenciada en nutrición María Perversi, de la Fundación Cardiológica Argentina.
Esta noche, con un poco de responsabilidad se pueden evitar las indeseadas consecuencias de los excesos. Para conseguirlo, la nutricionista sugiere focalizarse antes que nada en la prevención.
Las temperaturas en esta época del año son tan altas que casi nos obligan a comer de manera más ligera, seleccionando alimentos frescos, ricos en agua y bajos en calorías, recomendó Perversi.
Para ahorrar calorías, la nutricionista indica que conviene saltear las “picaditas” y no abusar de los fiambres, quesos y carnes grasas y dulces. Comenzar las comidas con una ensalada e hidratarse antes y durante el almuerzo y la cena con bebidas sin alcohol sería ideal para compensar un poco las calorías que luego llegarán con el brindis. La cantidad también es clave. No hay que perder la cuenta del número de veces que uno se sirve y cuidarse con la sal. Una buena manera de evitarla es descartar las conservas. La actividad física será tu gran aliada para compensar los excesos y mantener el peso y el corazón saludables.